Se solidariza GCM con el Banco de Alimentos

El Banco de Alimentos de Puebla trabaja desde hace 15 años en el combate al hambre y la desnutrición de familias de escasos recursos, con un padrón actual de 30 mil personas y colocando 17 mil despensas al mes que significan 350 toneladas. Además del beneficiario directo, también reciben el apoyo instituciones como albergues, comedores, hospitales generales, comunidades religiosas, el Hospital del Niño Poblano y diversas AC de apoyo a la población vulnerable.

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Coadyuvando a esta noble labor, GCM donó 300 kilos de alimentos varios acopiados entre el personal destinados a la elaboración de las despensas, que tienen un costo de 40 pesos y algunas con subsidios, según el grado de vulnerabilidad del beneficiario, del 50 y hasta el 100 por ciento.

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Uno de los objetivos es generar una cultura de nutrición, por lo que se evitan los refrescos y comida chatarra, y se promueven verduras y productos como amaranto y soya. Así, mujeres voluntarias capacitadas imparten talleres de cocina de dos meses de duración en comunidades para educar sobre alimentos nutritivos, con 20 localidades atendidas por año.

Se solidariza GCM con el Banco de Alimentos

El Banco de Alimentos de Puebla trabaja desde hace 15 años en el combate al hambre y la desnutrición de familias de escasos recursos, con un padrón actual de 30 mil personas y colocando 17 mil despensas al mes que significan 350 toneladas. Además del beneficiario directo, también reciben el apoyo instituciones como albergues, comedores, hospitales generales, comunidades religiosas, el Hospital del Niño Poblano y diversas AC de apoyo a la población vulnerable.

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Coadyuvando a esta noble labor, GCM donó 300 kilos de alimentos varios acopiados entre el personal destinados a la elaboración de las despensas, que tienen un costo de 40 pesos y algunas con subsidios, según el grado de vulnerabilidad del beneficiario, del 50 y hasta el 100 por ciento.

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Uno de los objetivos es generar una cultura de nutrición, por lo que se evitan los refrescos y comida chatarra, y se promueven verduras y productos como amaranto y soya. Así, mujeres voluntarias capacitadas imparten talleres de cocina de dos meses de duración en comunidades para educar sobre alimentos nutritivos, con 20 localidades atendidas por año.